La carroza de la muerte

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Por: Lawrence Joel Reza González

“¿Qué carajos suena como carreta, madera y metales que rechinan y suenan al ser arrastrados, cascos de caballos, un acelerado y contundente tic-tac, y un montón de niños riendo y otros llorando de diferentes edades? mientras los perros ladraban, gruñían, aullaban, muy alarmados y claramente desesperados ante una amenaza…”comentario de Omar Gtz. san-antonino.blogspot.com”

Se considera una leyenda de origen sueco en la que se baso Selma Lagerlöf para escribir y publicar su novela “Körkarlen” en 1921 y que a su vez inspiro una película de cine mudo en blanco y negro con el mismo nombre en aquel año.

De la misma manera me toco conocerla en el intermedio de mi niñez a la adolescencia en uno de los “clásicos ilustrados” de Editorial la Prensa ó S.C.L. de la que hoy solo queda un periódico vuelto a la nota roja.

Pero una vez más la ficción es opacada dejando ver la simbiosis realidad-mito ó mito-realidad entrelazadas en imágenes que son resguardadas por nuestro inconsciente colectivo.

Porque en muchos sitios de América latina como: Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras y México se relatan historias del haber visto o escuchado el pasar veloz de un carruaje fantasmagórico en las primeras horas de la madrugada y en algunas ocasiones llegando a describir al espectro que le conduce.

En México algunos municipios de los estados de: Aguascalientes, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí y nuestro bello municipio y ciudad de La Paz. Aun conservan alguna que otra anécdota referente a estos encuentros.

Siendo aquí desde los años 30’s cuando comenzaron a circular los relatos de un coche que recorría la calle de Ignacio Zaragoza.

La cual surca solamente tres cuadras del primer cuadro de la ciudad yendo desde la calle Lerdo de Tejada en uno de sus extremos hasta la 16 de septiembre en el otro.

En aquella época la mencionada calle tenía por nombre Obispado siendo una calle principal pavimentada y extensión de otra llamada Libertad.

Un tiempo en el que no existía aun la tienda Dax pero tampoco “la Torre Eiffel” solo quedaba su edificio abandonado, mudo testigo de ese hecho que logro espantar a algunos habitantes y transeúntes trasnochadores de esa calle.

A este tipo de carruajes se les dio explicación en la introducción de leyendas tradicionales de los inmigrantes. Así como los recuerdos funestos por las innumerables muertes de victimas de epidemias como lo fueron la fiebre amarilla y la gripe española y el manejo o la percepción fría e inhumana en la recolección y disposición final de los cadáveres y hasta de enfermos agonizantes.

El caso de nuestra carroza fantasma puede ser otro, ya que hubo a quien se le dio por pensar que era el espíritu de una persona que tuvo una gran riqueza en vida y fue asesinada al asaltarle. Lo cual podría ser cuestionable al verle reír como un demonio. La razón de tal conclusión era que este ser descarnado con ojos o cara luminosa llevaba un baúl con él a su lado. Dato que intrigo a más de un Juan Sin Miedo de esta ciudad.

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