Vámonos con Pancho Villa o: más allá de la lealtad

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Por: Alfredo González González

Esta es una historia de dolor, tragedia, pero de una infinita lealtad que Doroteo Arango supo imprimirles a sus soldados.

Tiburcio es un nombre ficticio pero que existió, había sido abandonado en el norte de la república, pensando que había muerto. Al paso de tiempo llega el momento en que deban enfrentarse en Celaya Villa y Álvaro Obregón.

Muy a pesar de uno de los más grandes artilleros que se educó en Francia llamado Felipe Ángeles, Villa mandaba oleadas de 2000 hombres en tanto las ametralladoras Obregonistas se daban vuelo con ellos. Así queda diezmada la famosa División del Norte.

El autor de la Obra, señala que en su retirada de Villa hacia el norte llega a un ranchito donde reconoce aquel soldado y después del saludo le dice: Prepárame un Cabrito para esto la cantidad de hombres de Villa era muy reducida. Dada la tradicional desconfianza del jefe guerrillero le pidió a Tiburcio que primero comiera unos bocados. Departieron un buen rato y entonces se oyó la voz de trueno: Vámonos entonces la respuesta fue: No puedo, mi hijo tiene 16 años, tengo a mi esposa y pronto vendrán las mazorcas.

Entonces el general, desenfunda la pistola y delante del anfitrión mata a su esposa y le dice: Vámonos.

Aquel hombre obnubilado descuelga la carabina, encilla el caballo y le dice a su hijo que haga lo propio, al estar ya en sus monturas les dice al resto de los hombres señalando a tiburcio, a este lo quiero por un lado en las refriegas que se van a presentar.

Villa según el autor va en busca de una venganza a Columbus, presuntamente por el fraude cometido en una venta de armas cuyo parque era aserrín. Ya no era el hombre de la revoluvión.

Llegan momentos en que le grita: ¡Ya nadie te espera en tu casa! Esta es la revolución mexicana.

Entran a Columbus invadiendo territorio extranjero hacen destrozo y medio y su muchacho apenas un niño queda muerto echado sobre una ametralladora disparando. Salen huyendo, pero ya el oficial norteamericano con la autorización de Carranza penetran en territorio Mexicano y en la huida es herido el Líder guerrillero en la parte inferior de la pantorrilla. Esto obligaba a que descansara pero bien escondido y como Villa conocía como la palma de su mano el territorio, fue bien cubierto. Aquí empieza el drama porque pide que lo cuide quien asesinó a su esposa. Transcurrieron 33 dias según el autor sosteniéndose con alimentos como pinole y agua. Tiburcio le sup’0licara que lo dejara bajar de la cueva a sacrificar una res y tener carne y demas producto. Villa lo pens´un rato y finalmente decidió que bajara, con tan mala suerte que apenas había caminado unos kilómetros cuando fue sorprendido por las tropas de Pershing quien llevaba contratado un indio comanche que ordeno que lo inmovilizaran y le rebanó la planta de los pies, y ni siquiera en el paroxismo del dolor recordando las escenas cuando había asesinado a su esposa hizo que revelara donde estaba el lugar donde estaba escondido Francisco Villa.

Detuve la lectura y reflexioné y dije que ese libro debió de haberse titulado Más allá de la lealtad. Posteriormente lo hicieron caminar entre espinas y lo entregaron a las tropas carrancistas quienes lo colgaron.

Muchos hechos acaecieron y lamentablemente en la actualidad los llamados políticos que serán los mismos que vinieron cometiendo traiciones y que harán crisis dentro de algún tiempo se encuentran encaramados en las monturas de los presupuestos y en la dignidad de los mexicanos.

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