Payate a dos años de distancia

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Rene Andrés Rouyer Garayzar el viernes anterior cumplió el segundo aniversario de haberse ausentado y nos enteramos por uno de sus grandes amigos Ing. Genovevo Cota Haros

Oh, ingrata vida. Te olvidas que  los sepulcros necesitan flores y recuerdos. Su padre fue don Andrés Rouyer Room que vino contratado en la compañía del boleo y allá conoció en Santa Agueda a la que sería la madre de sus hijos, la siempre tradicional cuna de este apellido que es Santa Agueda. 

Uno entre miles llevó a cabo una hazaña humanista. Doña Manuela Barrera tenía un hijo en la adolescencia que había nacido con un testículo en el lugar superior que solía estar solicitándome ayuda para ver quien lo trataba. El payate era Delegado del ISSSTE y me dirigí hacia su oficina.

Ya con los argumentos le manifesté los afanes de la familia del muchacho. René contestó Que fuera  la institución y se llevara a cabo el protocolo. Entonces le dije que había un problema, se me quedo viendo y me dijo: ¿Cuál? Y le dije que el muchacho no era derechohabiente. Aventó  la silla  y me dijo ¿Qué que que? Y fríamente le dije: “así es”. ¿Qué?, ¿estás loco? A lo mejor, pero hay que curar a ese muchacho. Pues te me largas ahorita mismo y no te quiero volver a ver.

Estuve acosándolo noche, tarde, día, y me exclamaba por teléfono recuerdos maternales y con toda razón. Hasta que un día me dijo: “ya me hartaste, tráeme al muchacho”. No se cómo le hizo pero lo operó.

Rouyer Garayzar se sobrepuso a la norma administrativa, fría, burocrática, y arriesgó su libertad y licencia de práctica por darle felicidad a una familia. El muchacho se convirtió en un joven deportista y un día caminando por el malecón aspirando el aire matinal lo mató un conductor borracho. El Payate lloró.

Cuantas personas padecen en la actualidad porque el suministro de medicamentos, prótesis y demas no son enviados con oportunidad que se refiere. Rene Rouyer con esa actitud que se sale fuera de la norma, sobrepuso la gran virtud de una labor ecuménica de salvar una vida por encima de arrostrar las consecuencias que las autoridades podrían haber impuesto apegados a un pinche librito que no salva vidas y puede proporcionar felicidad. Mi querido Payate estoy seguro que estas cerca de Dios. Siempre.

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