Palabra de honor

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Por: Alfredo González González

Se ha dicho que una de las acciones más elevadas al suscribir un acuerdo es la llamada palabra de honor.

En los Estados Unidos de Norteamérica si un testigo va llamado a declarar y cuyas palabras pueden dar libertad pueden encerrar por prisión durante varios años a un conciudadano dan fe lo mismo que un Juez.

Las cortes federales es la institución más drástica que pueda existir.

Por esa razón el testigo que va a condenar o con su declaración darle libertad al presuntamente inculpado se le  hace jurar poniendo una de las manos en la biblia y sobreviene la pregunta: “Jura usted por Dios que el testimonio que habrá de rendir aquí es lo que busca la justicia para ganar sus plenos efectos”. Por ello los más elevados abogados llaman a las confesiones la reina de todas las pruebas.

En nuestro país durante la intervención francesa, se dieron actos de cinismo.

Una alianza de tres naciones, España, Francia e Inglaterra aceptaban retirar sus escuadras si eran convencidos por el secretario de relaciones exteriores en un lugar llamado “La Soledad”. En los litorales se encontraban en la espera de los jefes los soldados de cada una de las naciones para levar  anclas y retornar a sus países y por eso se les llamo “Los Tratados de la Soledad”.

Los tres comandantes aceptaron que era justo lo que Juárez solicitaba al suspender el pago de la deuda externa, debido a los problemas económicos por los que atravesaba el país. Al día siguiente de tal acto diplomático, España e Inglaterra habían hecho lo acordado, pero Francia permaneció para después invadir nuestro país.

El máximo oficial de la flota francesa el conde Dubois de Saligny no hizo caso de la palabra empeñada. Su respuesta quedo registrada como una mancha para la política exterior de Francia en sus relaciones políticas con México y desde luego esa  falta de seriedad en la diplomacia llevo al pueblo de México a unirse contra las tropas francesas porque la respuesta era la expresión: “Mi firma vale tanto como el papel que está escrito”.

Hace muchos años en un comparativo modesto los habitantes de San Juan de los planes cobraron celebrada fama porque se hacían préstamos a la palabra y siempre cumplían fueran como si animales para mejorar la expresión, o bien, cantidades en efectivo. Hombres, pues, de una sola pieza.

La frase de este día es: “el 7 de Diciembre de 1941 los diplomáticos en la capital estadounidense brindaban por la paz con el presidente en turno, precisamente cuando unos segundos antes los aviones nipones estaban destruyendo la flota Pearl Harbor”.

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