Martes 26 de abril del 2022 – En la opinión de Alfredo. Su atención, por favor.

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Todo hombre o mujer que se desempeña en cargos públicos es posible que en muchas ocasiones desconozcan lo que pudiera ser un factor de regresión en el progreso de los pueblos. En forma persistente nos llegan correos con la consabida petición de secrecía porque es la fuente alimenticia de el sostenimiento del periodismo.
Hace unos días tuvimos varias horas sin que la suficiente presión del agua para servicios domésticos pudiese hacer su aparición. No pasa nada, hubo mucho tiempo en donde usábamos la jicarita para bañarnos y en el invierno calentaban el agua para seguir con nuestros hábitos de aseo. Pero las poblaciones crecen y las demandas aumentan y eso obliga así, como lo decimos, a las tres instancias de gobierno a supervisar, investigar, y en un momento dado quienes emborronamos paginas tenemos la obligación por ley de hacer las aclaraciones pertinentes. Sin embargo nos llama la atención que a raíz de esos sucesos que parecieran no tener importancia pudiera ocultarse algo mas y propiciar intereses creados en beneficio de unos cuantos.
Esto hizo que llegara la información que no solamente fueron subidos violentamente las tarifas del consumo del agua potable en el ayuntamiento de La Paz y lo que es más, sin siquiera solicitar por un principio de cortesía política su opinión sobre porcentajes por la explosiva inflación que nos ataca. Así las cosas, nos enteramos de que el venero de las cacachilas que surte de agua al cajoncito, según se dice, propiedad de una empresa wallmart y no vemos cual es la razón cuando es patrimonio ciudadano que se pueda administrar o se administra como se viene haciendo. Además que el venero de la llamada buena mujer solamente se aplica a ciertos sembradíos que no deja de ser positivo porque es producción agrícola pero la pregunta es: ¿A quien beneficia eso? Cuando aquí hace muchos años llamada la ciudad de los molinos gustábamos de un agua cristalina y rica en minerales. Ahora bien, el problema es que hace nueve o diez años se trajo a un pleno del congreso en turno pruebas aleatorias por habitantes del valle de los planes que traían galones debidamente pasados por laboratorio autorizadas por salud, selladas y firmadas y un elevado porcentaje de las pruebas obtenidas en aquella zona contenía alrededor de 6 a 8 mililitros de arsénico. Se deduce que eso provenía de escurrimientos de la zona de San Antonio, un área debidamente protegida porque el pueblo esta plantado en grandes yacimientos de oro. Pero eso no sería muy aventurado asegurarlo, aunque un ingeniero minero llamado Sebastián Díaz Encinas tenía muchas razones para decirlo. por otras autoridades del ramo, profesionistas de la industria minera, salud, podrían hacer pruebas aleatorias. Algunos médicos nos dicen que les llama la atención la cantidad de casos de cáncer que ha habido inclusive hasta en niños.

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