Leímos con atención la renuncia del señor otrora tesorero municipal de Los Cabos Jonathan Vargas.
Según nos dicen es un hombre joven que estuvo al frente de la administración de los recursos económicos.
El hecho en sí por un lado representa dignidad porque seguramente tomo el camino adecuado y sus razones le respetamos.
No se trata de solazarnos sino nos asaltó la extrañeza de que tratándose de un hombre joven prefirió buscar otros derroteros. Denota en su despedida el decir a sus compañeros de área que buscaran formas que se vienen esforzándose al lado del presidente municipal en busca del progreso. Seria riesgoso determinar una situación del porqué de la decisión. Pero Jonathan sale por la puerta grande. Como dice la expresión: no falta el que se va pero tampoco sobra el que se queda.
Hay muchas vertientes en un área que se muestra. Los recursos no los maneja un solo hombre ni una sola mujer, documentación contable pasa por las manos del contralor, por el contador mayor hasta llegar a la fase final de modo que es complejo hablar de desvíos pero hay una cosa. Quienes son proveedores en el caso de la prensa, el contacto directo e inmediato con nuestra amiga Alejandra Estrada Obregón sin jiribilla alguna, ahora que si no le hacen caso es otra cosa. Por lo pronto queda zanjado el asunto.
En una ultima hora, el presidente López Obrador en pasado viernes y sábado estuvo por el municipio de Mulegé. Pudo percatarse de los destrozos de caminos, de las inundaciones, de los cortes de carretera. Pero también del desabasto y es aquí cuando la voz presidencial debe ordenar el desplazamiento de una unidad marítima de Guaymas a Rosalía y de La Paz al mismo sentido con lo necesario y primordial que es alimentos, material de construcción y medicamentos y como de la vista nace el amor aquí vamos a comprobar si verdaderamente el presidente de México quiere a nuestros hermanos muleginos.