En la opinión de Alfredo González

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En la opinión: no he ordenado el asesinato de nadie: V.C.C.

Si no le conociera desde hace muchos años, cuando conocí sus inquietudes para su lucha social no me atrevería a decir que tenemos la certeza que Castro Cosió no es un vulgar asesino. Que como todo ser humano tenga errores, pues todos los tenemos pero no a tal grado. Que no se han logrado cristalizar algunos programas, pues ello es obvio solamente en la mente de Platón existió el estado perfecto que decía en su obra La Republica.

Y una cosa me llevo a la otra y recordé la lectura del fragmento donde se habla en un certamen al que convoco un rotativo de la Ciudad de México en donde Carballo Lucero señala: “Nunca el cuchillo montero ha dejado la funda para quitarle la vida a un ser humano”.. Este es el común denominador de nuestra gente, el respeto a la vida, ojala otros de muy arriba debieran entender que no se puede jugar con tanta temeridad. Y al decir sudcaliforniano también nos referimos a todos aquellos que con toda voluntad vinieron  a quedarse con nosotros. Definitivamente no puede ser contabilizado en la estadística Castro Cosió de gobernantes criminales que no se paran en dientes para satisfacer los apetitos insanos como es el hartazgo de poder y de dinero

Sin embargo es justo decirlo y esto es cuenta y riesgo del suscrito. No todos los gobernantes de MORENA coindicen con la forma en la que está actuando un presidente que parece flotar a la inercia y que su ferrocarril, ese tren del poder público va hacia el desfiladero.

Se siguen observando la brutalidad de la pobreza los daños que están causando inclusive nuestra entidad una inflación destructiva pero no por voluntad del gobernante porque tampoco se vale tomar banderas que salpican a políticos que desean el progreso para sus estados por necedades y tonterías de un hombre digno de un estudio patológico.

¿Y si en verdad hubieran cambiado? Lo supiéramos, la mejor fuente de información son los reclusorios y cuando estuve muy cerca de ellos nunca sabíamos cómo le hacían los que estaban en cautiverio para saber quiénes eran los autores de robos, de asaltos y otros delitos no tan graves como el de asesinar.

Y el lector se preguntara en que forma pasaba esto. Tuvimos el cuidado de hacer compadres a internos, a festejarles decorosamente su aniversario de bodas o apadrinar junto con otros funcionarios  matrimonios colectivos dentro del centro de readaptación. Ni hablar y de esto puede dar fe el entonces secretario de salud cuando a una llamada nuestra le entregaba a la esposa de un interno que no podía pagar intervenciones quirúrgicas. Entendimos por aquella época que también los privados de su libertad tienen derechos porque es un área el enrejado donde se recibe al ser humano y el delito queda afuera.

Por esta razón tienen forma torcida, pretende involucrar a Castro en un delito de esa humanidad, creo que están equivocados.

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