Dr. Marcelo Torreblanca Sánchez

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¡Adiós a las Armas!

Unos de los escritores más prolíficos en la Literatura Norteamericana es Ernesto Hemingway, quien cuenta dentro de sus obras el título de Adiós a las Armas inspirada en su participación en el frente italiano durante la primera Guerra Mundial y que estuvo a punto de costarle la vida. La ora Obra impactante por la Filosofía que encierra es Por quién doblan las Campanas.

Ha pasado a formar parte de su plano astral el Dr. Torre Blanca Sánchez, hijo del maestro Marcelo Torreblanca Espinoza de los Monteros y de emérita maestra Rosa Sánchez González de Torre Blanca.

Si la madre de Marcelo se distinguió por ser una maestra ponderada, su papá lo hizo aplicando metodologías en los deportes de campo como el lanzamiento de martillo, de jabalina, la lucha grecorromana etc… tenia apasionada vocación por las tradiciones de los pueblos y censuraba todas aquellas danzas florkloricas que eran alteradas por modernismos. Procreo una hija llamada Blanca Eréndida nombre de una princesa Tarasca. De cariño le decíamos Andirú, Marcelo Torreblanca Sánchez con la Señorita Delia Montaño Puppo, una digna mujer, esposa fiel y abuela amantísima. La genética materna de Torreblanca Sánchez cuando se cruzaron las vidas de El y de Delia lo hizo lanzar un Lazo hacia un hermoso rancho llamado las delicias, donde un hombre, un ranchero con toda la barba Don León Montaño condujo su núcleo familiar con Mano Firme pero suave apoyándolo en todo su esposo.

Marcelo y Delia procrearon hijos socialmente productivos Profesionistas todos, y hoy habrán de hacer uso de su convicción y reciedumbre para permanecer juntos en los momentos difíciles.

Confieso que batalle un poco para recordar algunas cosas de la infancia con dos de los primos hermanos, más hermanos que primos: Manuel el prieto Sánchez Cordero y Marcelo Torreblanca Sánchez. Se me hacia una cosa imposible andar en bicicleta contaba con nueve años de edad. Ellos fueron y sustrajeron su bicicleta y me llevaron hasta donde se inicia la pendiente de la 5 de Mayo y a fuerza me subieron e hicieron que me tomara de los manublios y me dieron un empujón. No se si usted había visto unas caricaturas de un personaje si se podría llamar así de un simpático gato llamado silvestre y cada vez que había un choque eléctrico a silvestre se le erizaban los pelos asi iba yo a media pendiente. Sin embargo, no ubo situación que lamentar y de ahí para adelante aprendí a andar en bicicleta.

Manuel el prieto se marchó primero, hoy le tocó a Marcelo a quienes recuerdo con especial afecto porque también me enseñaron a defenderme en loa vía pública sin reglas ni réferis y como los dos sabían bastante de eso, dicen que no lo hacía mal.

Creo que el mejor epitafio para Marcelo ya que también sirvió a la Marina Nacional y que nos pone a reflexionar a todos es la frase de Hemingway “La muerte de cualquier hombre me disminuye porque soy parte de la humanidad. Por eso nunca quieras saber por quien doblan las campanas, es tan doblando por ti” (SIC).

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