Alberto Andrés Alvarado Arámburo: hombre de oficio político

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Lo obvio seria iniciar diciendo cual fue la fecha de su nacimiento pero sin marcar la tragedia calendarizada: su muerte violenta un día como hoy, 14 de febrero.

En algunas ocasiones los sucesos se dan paradójicamente como el del acaecido con Alberto precisamente el día del amor y la amistad que se enseñoreó con un hombre que supo prodigar amistad y fraternidad, y amor por sus semejantes.

Habría de iniciar su carrera pública como responsable de la CFE que incursionaba en forma incipiente hacia la década de los 50. Practicó deportes como el tenis, y el basquetbol y también hizo los esfuerzos para inscribirse en el bachillerato de ciencias biológicas.

Sin embargo los hilos de su destino estaban debidamente tejidos y la política seria su pasión y su meta el bienestar de esta tierra que, como él decía, era la de las del eterno amor y eternas ilusiones.

Fue escalando a golpe de remo: delegado de gobierno en La Paz, diputado federal y senador de la república. Una serie de esfuerzos que habrían de culminar con la gubernatura de nuestra entidad.

Fue buscando las huellas de don Agustín Arriola Martínez que hizo los primeros canales de riego. Su inquietud espiritual por el acuífero lo llevó a quitar la hojarasca del plan hidráulico de Juan Domínguez Cota y el plan Benito Juárez del profesor e ingeniero Félix Agramont Cota. De esta manera conjugó el pasado, lo sacudió en su presente  lo enfiló hacia un futuro con el Plan Hidráulico Estatal.

Pero Alvarado aramburo sabia también de la vocación cultural de los sudcalifornianos. Entre las hojas amarillentas de lo que habían sido oficinas públicas en el triunfo Baja California encontró que hacía años que había funcionado un teatro llamado El Niño Artillero. Su espíritu propositivo lo llevó hasta el viejo y querido mineral de Santa Rosalía donde se encuentra con un teatro de arquitectura francesa llamado El Trianon y en La Paz en los albores del siglo XX se encuentra el esfuerzo de un pueblo y de hombres como Gastón Vives que había iniciado los trabajos del teatro cine Juárez

Su vocación por el cultivo del espíritu lo lleva a detonar el complejo cultural de Cuatro Molinos donde primero asienta una emisora, XEBCS, hoy la radio de Sudcalifornia. De allí simultáneamente acciona para crear la Rotonda de los sudcalifornianos ilustres donde están sepultos educadores, guerreros, y todo aquello que significa honor y gloria, quizá, sea la mejor respuesta para quienes una vez dijeron que venía a concluir con los paradigmas de Baja California Sur y desde luego la magnificencia del teatro de la ciudad, Jesús Castro Agúndez.

Alberto Alvarado no es un semi dios, pero es un hombre al que un presidente de la República cuando vino a inaugurar una de las presas de las estribaciones de Todo Santos lo llamó: “Hombre de oficio político”.

No necesitó  decir más el mandatario federal porque cuando los seres humanos se entregan a una de las actividades más hermosas que hay, como servir a la colectividad, sea cual fuere el credo político al que pertenezcan es cuando la Democracia surte sus efectos.

Cada una de las expresiones de Alberto a través de las instituciones son y serán clases de civismo en vivo.

Hoy, no estarán presentes en los San Juanes, Ángel Cesar, Rodríguez de la Vega, Pepe Roque, Francisco Domínguez Salgado, Esdrulfo Collins, Mario Almada Urrea, Gilberto González, Andrés Rouyer etc..  y tantos otros que se marcharon primero que él. Descansa en paz el gobernante, el amigo, el hermano.

La frase de hoy: Un año más sin Alberto Alvarado

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